En la entrada de hoy, la motivación, analizaremos el primer enfoque utilizado para alcanzar nuestras metas: concentrarnos atentamente en lo que queremos, y por fuerza de voluntad, excluir cualquier pensamiento opuesto.
Indudablemente, es indispensable ejercitar el poder de la voluntad. El sencillo hecho de movernos implica el uso de la voluntad, pero de una voluntad inconsciente, a la que llamaremos motivación. Al aprender a vivir conscientemente, como proponemos en este artículo, transformamos a esa voluntad inconsciente o mecánica, en una voluntad consciente que está siempre acompañada de determinación. Por supuesto que donde hay determinación y motivación, las posibilidades de conseguir nuestros objetivos aumentan de manera espectacular.
Ahora, ¿tenemos una voluntad lo suficientemente entrenada para mantenernos enfocados las 24 horas del día en nuestro objetivo?
Cualquier persona puede verificar por sí misma que, no importa cuánta voluntad aplique al intentar concentrarse en un objeto cualquiera, no podrá mantener un enfoque consciente por más de 5 segundos.
La falta de voluntad y motivación se transforma, en una gran cantidad de casos, en la razón por la cual las personas no logran lo que quieren, su primer bloqueo visible…
Este tema, aunque muy sencillo como parece serlo, es de hecho intrincado, la razón es porque existen otras variables. Por ejemplo, la determinación para realizar alguna meta, usualmente va unida a la motivación que tengamos para lograr esa meta. Como verás, aquí pasamos de la voluntad para mantenernos enfocados, a la motivación que tengamos para estar absolutamente determinados a encontrar ese enfoque tan necesario para lograr nuestras metas.
¿Qué deberíamos hacer entonces, aplicar nuestra voluntad – cualquiera sea nuestra capacidad para hacerlo, o encontrar nuestra verdadera motivación?